Algunos hoteles de la Playa de Gandia ya aceptan la entrada de mascotas

La alternativa «petfriendly» no acaba de convencer a los hoteleros, porque entienden que los riesgos de molestar a los clientes son mayores que los beneficios de satisfacer a aquellos que no renuncian a unas vacaciones sin su perro.

La nueva Ley de Bienestar Animal, impulsada por Podemos desde el Ejecutivo, ha puesto sobre la mesa este asunto.El reglamento que la desarrolla todavía está pendiente de aprobarse, pero la norma contempla, entre otros aspectos, que los alojamientos turísticos deben decidir ya si aceptan o no mascotas. 

En la playa gandiense los hoteles que más años llevan recibiendo a mascotas son el Don Pablo y el Gandia, ambos de la cadena DC Hoteles. Desde la empresa explican que no hay una tarifa extra, pero tampoco ofrecen servicios específicos para mascotas. El cliente debe tener al perro en su habitación, y si se queda solo, en recepción piden tener un móvil de contacto del propietario. 

El hotel Magic Villa Luz, de cuatro estrellas, también las acepta, pero sólo hay una habitación específica para ello, llamada «Resident Petfriendly». Hay un extra si en esta habitación se juntan dos o más mascotas. El Villaluz sólo acepta perros y gatos, con un l límite de peso de 8 kilos. No se admiten pájaros, reptiles ni cualquier otro animal, ni los perros de las razas consideradas potencialmente peligrosas. 

El hotel de la cadena Senator en Gandia, de cuatro estrellas, también es «petfriendly» pero bajo un estricto protocolo, y rascándose el bolsillo. También se cobra un suplemento. A la llegada el cliente debe pagar 25 euros en concepto de gastos de limpieza, más 7 euros por cada día de estancia del animal. Las mascotas deben permanecer dentro de la habitación, pero allí encontrarán un «kit» que incluye una camita, un comedero y un bebedero.
En general, las mascotas que se admiten en los hoteles son de una raza pequeña o mediana, no más de diez kilos. No pueden hacer uso de las zonas comunes. 

Los clientes deben evitar posibles molestias como ladridos o llantos. El propietario es responsable de los daños y molestias causadas por la mascota, ya sea a terceras personas o al mobiliario. En el caso de producirse desperfectos, el importe, por supuesto, se cargaría en la cuenta final. 

El presidente de la patronal hotelera, Luis Rodríguez, reconoce que no es una decisión fácil. «Los hoteles, en principio, están pensados para las personas, los que admiten mascotas afrontan este reto y se han preparado para ello», señala, y defiende que cada hotel cobre la tarifa que considere oportuna.

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