Sucedía hace unos días, en la escalera de una finca, cuando una mujer mayor que se encontraba en el rellano atendiendo una cuestión personal fue abordada de repente por una joven que se hizo pasar por una conocida.
La intrusa fingió conocer a esta persona, propietaria de un piso en el edificio, circunstancia que aprovechó para abrazarla. Justo en ese momento, le arrebató la cadena que llevaba al cuello.
Recordemos que esta variante de robo tiene incluso su propio nombre, el del “abrazo cariñoso”, y que suelen ser personas mayores las que más lo sufren. De hecho, la Policía Nacional aconseja dudar de los desconocidos que intenten abrazarnos, ya que podrían aprovechar para sustraernos nuestras pertenencias.