El pasado jueves 5 de septiembre, se vivió en Gandia un acontecimiento que quedará grabado en la memoria de todos los participantes, un evento lleno de emociones, risas y lágrimas de felicidad. Bajo el lema “Conoce la Playa”, un grupo de 30 niños y sus familias pudo vivir una experiencia que, para muchos de ellos, era un sueño largamente esperado: ver el mar por primera vez. Esta iniciativa, organizada por la Insigne Colegiata de Gandia y la Fundación Mensajeros de la Paz, liderada por el carismático padre Ángel García, logró reunir a familias en situación de vulnerabilidad y ofrecerles una oportunidad única, cargada de momentos inolvidables.
Desde el primer momento, la emoción se palpaba en el ambiente. La llegada de los niños y sus familias al Preventorio Infantil Nuestra Señora del Amparo, situado en el Real de Gandia, marcó el inicio de una jornada que prometía ser mágica. Fueron recibidos con calidez y cariño en una presentación oficial que tuvo lugar en la Insigne Colegiata de Gandia. En el acto de bienvenida, el abad de Gandia, Ángel Saneugenio, en un tono histórico, el Abad recordó la construcción de la iglesia en la que se encontraban, iniciada en el siglo XIII y finalizada en 1499 por la duquesa María Henríquez, abuela de San Francisco de Borja. “Esta iglesia solamente era la mitad […] Ella construyó las cuatro últimas capillas y ha quedado esta iglesia tan bonita, sencilla, pero bonita”, explicó.
El Abad también reflexionó sobre la misión cristiana de “amaos unos a otros” y destacó la importancia de la colaboración y el amor fraternal que se ha demostrado en este evento. Agradeció a Pepe García y a todos los que hicieron posible la visita, asegurando que en Gandía no hay distinciones: “Todos somos hijos de Dios y todos somos herederos de él”.
Finalmente, expresó sus mejores deseos a los presentes: “Bienvenidos, que disfrutéis mucho, que lo paséis muy bien y que luego digáis después de Madrid, Valencia y Gandía, lo mejor”.
El padre Ángel García, por su parte, compartió sus sentimientos sobre el evento: “Estamos felices de estar aquí. En esta preciosa colegiata, aunque hay muchos tesoros, vosotros sois los verdaderos tesoros de la Iglesia”. Recordó con emoción su propia experiencia de ver el mar por primera vez a los 12 años, y animó a los niños a disfrutar del mar, describiéndolo como “una maravilla de la creación de Dios”.
Las jornadas se desarrollaron en un ambiente de compañerismo y alegría, donde cada detalle estaba cuidadosamente planeado para que los niños y sus familias pudieran disfrutar al máximo de la experiencia. La playa de Gandia se convirtió en el escenario de juegos, risas y descubrimientos. Los niños, muchos de los cuales nunca antes habían visto el mar, se dejaron llevar por la fascinación de las olas, el tacto de la arena y el horizonte infinito que se desplegaba ante sus ojos. Fueron momentos de pura felicidad, en los que la naturaleza se revelaba en todo su esplendor para aquellos que la descubrían por primera vez. Las actividades en la playa incluyeron desde juegos organizados hasta momentos de relajación bajo el sol, permitiendo que los niños disfrutaran de la libertad y la alegría que ofrece el mar.
Gutiérrez explicó el origen del proyecto: “¿Todo esto surgió de una pregunta de qué te gustaría que pasase con los niños de mensajeros? Y se me ocurrió decir que conozcan la playa, que conozcan el mar. Y pocos meses después, aquí estamos”. Además, anunció que el grupo disfrutaría de un día completo en la playa, seguido de una visita cultural a la colegiata y al ayuntamiento antes de regresar a Madrid para el inicio del curso escolar.
Finalmente, agradeció a Pepe, un colaborador clave en la organización del evento, y concluyó con un mensaje de esperanza para el próximo año: “Pepe, al año que viene queremos más, ¿vale?”.
La Vicepresidenta y Consellera de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda, Dª Susana Camarero, cerró los parlamentos con un mensaje de gratitud y reflexión. Durante su intervención, la Vicepresidenta agradeció profundamente el esfuerzo de todos los involucrados en la iniciativa “Conoce la Playa”, destacando la importancia de estos proyectos para cumplir los sueños de los niños y “conseguir sacarles una sonrisa“.
Dª Susana Camarero subrayó la necesidad creciente de asociaciones y proyectos sociales, afirmando que son esenciales para mejorar la calidad de vida de los menos afortunados. “Sin estos esfuerzos, no podríamos lograr las mejoras significativas en la vida de aquellos que más lo necesitan“. Su discurso concluyó con un reconocimiento a la labor de las entidades organizadoras y a todos los colaboradores que hicieron posible este evento, reforzando el compromiso de seguir apoyando estas valiosas iniciativas en el futuro.
Uno de los momentos más destacados del evento será la jornada del sábado 7 de septiembre. Ese día, los niños y sus familias disfrutarán de una visita cultural que los llevará a descubrir algunos de los rincones más emblemáticos de Gandia. La primera parada será en la histórica Colegiata de Gandia, donde podrán admirar su impresionante arquitectura y aprender sobre la rica historia que envuelve este monumento.
Después, la aventura continuará en el majestuoso Palacio Ducal, un lugar cargado de historia y cultura, donde los niños tendrán la oportunidad de conocer de cerca la grandeza de la familia Borja y explorar sus magníficas estancias. La visita no solo les permitirá adentrarse en el pasado, sino que también será una experiencia educativa y enriquecedora.
La jornada culminará con una recepción oficial en el Ayuntamiento de Gandia, donde las autoridades locales recibirán con cariño y reconocimiento a todos los participantes. Será un acto lleno de emoción, en el que se destacará la importancia de esta iniciativa y se agradecerá la colaboración de todas las entidades y personas que han hecho posible este proyecto. Los niños serán los protagonistas, y podrán sentirse valorados y apoyados por la comunidad en un ambiente festivo y solidario.
Sin duda, esta jornada del sábado 7 de septiembre se convertirá en un recuerdo inolvidable para todos los participantes, dejando una huella de alegría, aprendizaje y comunidad.