El lunes ha traído un sol radiante, pero el fin de semana ha sido una auténtica pesadilla para los aficionados del deporte en Gandía. Tanto el equipo de fútbol como el de baloncesto han sufrido derrotas dolorosas que dejan sus proyectos en una situación crítica.
El CF Gandía ha dado un paso casi definitivo hacia el descenso tras caer en casa ante el Carcaixent, un rival directo en la lucha por la permanencia. Esta derrota se suma al empate contra el Paterna, dejando al equipo de Diego Miñana con solo un punto de seis posibles en las últimas jornadas. La situación es desesperada y, salvo un milagro, el equipo parece condenado a regresar a la temida primera regional.
El técnico Diego Miñana no ocultó su preocupación tras el partido, reconociendo que las matemáticas todavía dan opciones, pero la realidad sobre el césped cuenta otra historia. Con una plantilla que, sobre el papel, debería estar rindiendo mucho mejor, las críticas apuntan directamente a la gestión deportiva. Se cuestiona si el club ha tomado las decisiones adecuadas después del descenso administrativo de la temporada anterior.
A pesar de los malos resultados, la afición sigue respondiendo. Ayer, cerca de 600 espectadores se dieron cita en el Guillermo Olagüe, un número impresionante considerando el mal momento del equipo. Sin embargo, la esperanza de la salvación se apaga jornada tras jornada.
Uno de los debutantes, Pau Mascarell, mostró su desazón tras el partido, admitiendo que “no es la manera de debutar que uno quiere” y que el equipo no estuvo a la altura en un partido crucial.
Por otro lado, el Gandía sigue pagando los errores del pasado. El club no ha conseguido, en décadas, aunar un proyecto estable en lo deportivo, en lo económico y en la gestión institucional. Se extraña la época de Líbero Parri, cuya gestión deportiva fue eficiente, pero que quedó lastrada por problemas financieros. ¿Qué habría pasado si Parri hubiese contado con un respaldo institucional firme y un equipo económico sólido? La realidad es que ahora el club vuelve a encontrarse en una situación crítica, con un equipo que no responde en el campo pese a los recursos invertidos.
El Units pel Básquet Gandía cae en Godella y suma una nueva lesión preocupante
El equipo de baloncesto tampoco ha tenido mejor suerte. El conjunto de Alejandro Mesa sufrió una dura derrota (94-71) ante un Godella en racha. A los malos resultados se suman las lesiones, especialmente la de Requena, que sufrió un problema en la rodilla y está a la espera de una resonancia para determinar la gravedad.
El técnico no dudó en señalar el arbitraje como un factor clave en la derrota, especialmente en el tercer cuarto, donde el equipo sufrió varias decisiones en contra.
Tanganas y peleas en el fútbol regional: un problema recurrente
Más allá de los malos resultados deportivos, el fin de semana también ha estado marcado por incidentes extradeportivos. En varios encuentros de la regional hubo tanganas y peleas, algo que se está convirtiendo en un problema recurrente.
Uno de los equipos implicados en una de estas trifulcas, el Ferracost, ha reaccionado con un comunicado ejemplar en el que no solo piden disculpas, sino que también condenan la actitud de su propio jugador implicado en la pelea. “No hay excusas para este tipo de comportamientos“, reza el comunicado, en el que el club asume responsabilidades y se compromete a tomar medidas internas.
El problema de la violencia en el fútbol regional no es nuevo, pero cada jornada se vuelve más evidente que es necesario tomar medidas para evitar que estos episodios sigan empañando la competición.
La crisis deportiva en Gandía es evidente. Mientras el fútbol lucha por evitar un descenso que parece inevitable, el baloncesto intenta reponerse de su mala racha. La afición sigue apoyando, pero la sensación es que se necesita un cambio de rumbo urgente. ¿Habrá reacción en las próximas jornadas o estamos ante una temporada para el olvido?